"¡Pinto selección!", es el grito que repite la afición
2 DE JUNIO DEL 2010
El mundial de Sudáfrica entraba en su etapa de cuartos de final. Uruguay había vencido a Ghana en un épico partido que se fue a la tanda de penales en Johannesburgo, aquel de la mano milagrosa de Suárez y el penal a lo Panenka del ‘Loco’ Abreu. En pocos días, España se coronaría campeona del mundo por primera vez en su historia.
En Lima, Manuel Burga llegó sonriente a la cabina de transmisión de radio RPP. Habló brevemente sobre la garra charrúa en el lejano Sudáfrica, luego carraspeó y anunció:
Ayer el técnico Sergio Markarián ha aceptado dirigir a la selección peruana, con miras a la Copa América 2011 y la etapa clasificatoria para el Mundial Brasil 2014. Estará llegando a fines de mes
La noticia fue recibida en Lima como si ya hubiéramos clasificado al mundial. A través de los años, el nombre de Don Sergio y la necesidad de ponerlo al frente de la peor selección de Sudamérica se había convertido en un clamor popular. Clamor que había tenido eco en los medios, siempre atentos a lo que la calle reclama.
“¡MARKARIÁN, MARKARIÁN, MARKARIÁN!”, chillaba la afición con cada humillación del once de Chemo Del Solar, como antes lo invocaba con cada torpeza de Julio César Uribe o como cuando Andrés Mendoza fallaba ante el arco vacío de Ecuador. (Paulo Autori era, sin duda, el responsable de esa broma de mal gusto)
Luego de la luna de miel de la Copa América de Argentina en el 2011, cuando Don Sergio llegó a ser más popular y querido que Carlos Alcántara, llegaron días oscuros. El uruguayo se equivocó en algunos pasajes –el peor quizá, cuando abdicó frente a la patraña mediática de los ‘Cuatro Fantásticos’– y cuando la blanquirroja se vio en aquel lugar familiar de siempre, el de la eliminación perpetua, el grito de los fariseos trocó:
“¡¡ESTAFARIÁN, ESTAFARIÁN, ESTAFARIÁN!!”, sonó el grito de guerra.
4 DE MARZO DEL 2014
Desde los últimos días del venerable Don Sergio al frente de Perú, un nuevo clamor se había apoderado de las calles y los kioskos limeños. Nuestro eterno rival, Chile, había clasificado al mundial por segunda vez consecutiva y nuestras expectativas para Junio del 2014 se resumían a qué clase de televisor compararíamos para ver la Copa del Mundo.
Los del sur habían llegado a Brasil con el mismo fútbol ofensivo y moderno que los llevó a Sudáfrica, de la mano de Jorge Sampaoli, el discípulo de un señor al que llaman ‘El Loco’ y que por ese entonces estaba llevando al Athletic de Bilbao a una final europea.
La afición peruana ya pensaba en Rusia 2018 y el redoble de tambores era incesante, otra vez, en la calle y en las portadas:
“¡¡BIELSA, BIELSA, BIELSA!!”, tronaba la afición.
Esa mañana, sin embargo, en la bandeja de entrada del correo electrónico de la Federación peruana de fútbol había un mensaje de Marcelo Bielsa. El ‘Loco’ nos había mirado de pies a cabeza y, elegantemente, nos había dicho que no tomáramos su apelativo de manera tan literal:
29 DE JUNIO DEL 2014
Domingo por la tarde en Lima. Costa Rica acaba de clasificar por primera vez en su historia a cuartos de final de la Copa del Mundo, luego de una dramática definición por penales contra Grecia en Recife. Junto al histórico triunfo, los medios y las redes sociales se inundan con una imagen post partido. Es el técnico de los ‘ticos’ blandiendo con gratitud la camiseta que un aficionado peruano le alcanzó desde las tribunas. Es la camiseta del club al que se sacó campeón luego de 19 años de sequía.
En las esquinas y en los taxis va creciendo un rumor. Probablemente en unos días, hablaremos sobre los destinos de Reimond Manco y James Rodríguez en alguna parrillada, y mientras manoseamos unas oportunas cervezas, el rumor ya se habrá convertido en grito:
“¡¡PINTO, PINTO, PINTO!!”
ACTUALIZACIÓN 17 DE OCTUBRE DEL 2014