*En la edición del mes de junio del 2013 de la Revista Poder publiqué esta crónica titulada: "Operación Bundesliga: La Conquista alemana del fútbol mundial". Explicamos en ella que los triunfos del Bayern de Múnich y el Borussia Dortmund en la Champions League eran también el resultado del exitoso modelo organizativo del fútbol alemán. Me parece que el campeonato del mundo logrado ayer en el Maracaná también le debe mucho a las estructuras de un fútbol que es superior no solo en las canchas, sino también en cómo se gestiona: desde las oficinas de sus dirigentes hasta las gradas de sus tribunas. 


OPERACIÓN BUNDESLIGA: LA CONQUISTA ALEMANA DEL FÚTBOL MUNDIAL

Minutos después de la victoria del Bayern Múnich sobre el Borussia Dortmund en Londres, Arjen Robben, héroe de la jornada, recibió un par de mensajes de texto con felicitaciones de Frankie Lampard y John Terry, sus antiguos compañeros de equipo en el Chelsea inglés, y en donde el holandés había tenido un discreto desempeño. Rodeado de los micrófonos de reporteros que esperaban inmortalizar una frase que dejara cuenta de su historia de redención personal —hasta el minuto 86 del encuentro había sido el villano preferido de muchos aficionados—, el delantero del Bayern guardó su móvil en un bolsillo, ensayó una sonrisa y anunció que él también tenía otro mensaje para el mundo de fútbol: 

“Ahora les toca pensar en cómo van a hacer para alcanzarnos”.

Robben seguramente se refería al hecho que los dos finalistas de la multimillonaria Champions League habían dejado en el camino a los poderosos clubes españoles, Real Madrid y Barcelona. Sin embargo, y quizá sin proponérselo, su júbilo en medio de la resaca del triunfo también aludía a que el éxito germano ha ido más allá de las canchas de fútbol: en las últimas cuatro temporadas, la Bundesliga ha sido catalogada como la más rentable del mundo, superando a la glamorosa Premier League inglesa y a la Liga española, cuyos clubes han acumulado una deuda de 3.600 millones de euros (800 de ellos al fisco). 

el bayern de munich que ganó todo en la temporada 2012-2013. uefa.com

El Financial Times habla de una competencia modelo y del “milagro alemán”, y algunos expertos sostienen que las ligas más millonarias (Inglaterra, España, Italia) podrían estar al borde de la quiebra en caso no implementen reformas en su sistema actual. ¿Cuál es el secreto alemán? ¿Cómo lograr el equilibrio perfecto entre la prudencia financiera y los logros deportivos? ¿Están condenados clubes como el Barcelona y el Real Madrid al desastre económico?


INDUSTRIA DEL ENTRETENIMIENTO

Elio Casareto es uno de los agentes FIFA más conocidos en el medio peruano. Entre sus representados está el defensa de la selección Carlos Zambrano, quien juega en el Eintracht Frankfurt de la Bundesliga. Es el final de la temporada europea y el mercado de pases comienza a calentarse. Se rumorea que el Liverpool y el Sevilla pretenden contratar al jugador peruano, pero Casareto sostiene que el Frankfurt continúa teniendo prioridad en los planes de ambos. Estamos en un café de Miraflores y, mientras deja a un lado el celular que no cesa de vibrar, me comenta: “Los alemanes llevan la ventaja porque han entendido el fútbol como una industria de entretenimiento y, por ende, la organización de sus clubes está muy bien estructurada y definida”. Para él, negociar con un club alemán es una experiencia sumamente satisfactoria: “Siempre hay un gerente general y un director deportivo con funciones específicas”, dice. Y agrega: “En España la situación es distinta; hasta ahora perdura la figura del mecenazgo y de la gestión presidencialista. Muchos directores deportivos no tienen la capacidad de decisión ni el profesionalismo que tienen los alemanes”.

Para Casareto, la organización y estructura ejemplar de los clubes germanos les ha dado como resultado algo que todo club de fútbol anhela y que, sin embargo, muchas veces encuentra esquivo: la fluidez presupuestaria. En el viejo mundo la percepción es similar: expertos como Emmanuel Hembert, de la consultora británica AT Kearney, afirman que esto se debe a que, si bien la liga alemana todavía no cuenta con la capacidad de atraer a un Messi o a un Neymar, sus clubes son estructuralmente más rentables gracias a un entorno financiero más estable y al hecho que cuentan con la mejor asistencia a estadios en el mundo. “La regulación y el control financiero funcionan muy bien en la Bundesliga”, explica Hembert. Pero añade: “Es algo que muchos clubes no están dispuestos a aceptar en otros países; la repartición solidaria de los ingresos por concepto de derechos de televisión tampoco, y la formación de las academias de fútbol en cada club requiere altas inversiones que no todos quieren o pueden hacer”.

revista poder

Una explicación del contraste entre ambas ligas podría estar en la dispar situación económica de ambos países. Mientras que la economía ibérica se mantiene con respirador artificial, Alemania ha experimentado un crecimiento sostenido en la última década con las tasas de desempleo más bajas de la Unión Europea. Sin embargo, el fútbol —como nos lo recuerda Casareto— es una industria peculiar donde intervienen muchos otros factores. “En este negocio yo no te puedo decir lo que va a pasar mañana”, confiesa.


EL MILAGRO ALEMÁN

La supremacía estructural del fútbol alemán es relativamente reciente. Hasta hace un par de décadas todos los clubes germanos eran asociaciones deportivas controladas en un 100% por sus socios. Sin embargo, ante los nuevos vientos que soplaban en la industria con el advenimiento de los millonarios ingresos por derechos de televisión y la necesidad de competir con otros gigantes del balompié europeo, los equipos de la Bundesliga incluyeron de forma paralela la participación de sociedades de responsabilidad limitada independientes de sus clubes, con la finalidad de atraer nuevas inversiones. Pero, en lo que se refiere a las instituciones deportivas en sí, la reglamentación más estricta de la liga estipula que el cincuenta por ciento más uno de las acciones debe ser controlado por los socios. 

Esto asegura que las finanzas del club no se manejen de manera irresponsable y que mantenga arraigo social con la comunidad a la que pertenece, evitando así estar sujetos a los caprichos de un mecenas que disponga del club a su antojo o decida desmantelarlo, como ha sucedido recientemente con el Málaga en España. Ahogado en deudas, el equipo andaluz fue vendido al jeque qatarí Abdullah Bin Nasser Al-Thani por 36 millones de euros. Y, aunque este ha prometido llevarlos a la Champions League antes de tres temporadas, muchos socios e hinchas perciben que el futuro de su club es incierto. “Nadie ama a un club más que sus socios e hinchas”, dice el ejecutivo de la Bundesliga Christian Seifert. “Eso mantiene la estabilidad de la liga, porque nadie puede venir, comprar un club y matar a la competencia a punta de maletas de dólares”.

Hay otra diferencia sustancial con ligas como la española: como explica Hembert, el reparto de los ingresos por derechos de televisión —una de las principales fuentes de dinero de los clubes de fútbol— es solidario. Es la liga alemana la encargada de recibir tales derechos y distribuirlos entre los clubes de primera división. “La torta se reparte equitativamente, el Bayern recibe lo mismo que el último de la tabla”, dice Casareto, “mientras que en España, igual que en el Perú, cada club negocia individualmente y, como resultado, el Barza y el Madrid se tragan el setenta por ciento de ingresos que podrían ayudar a equipos más chicos que están debatiéndose en la insolvencia”.

revista poder

Wayne Vesey, corresponsal en Alemania para el portal Goal.com, señala: “El resultado es que durante las últimas cuatro temporadas, la Bundesliga ha sido catalogada por Deloitte como la más rentable del mundo”. Por otro lado, las estrictas regulaciones en materia financiera que obligan a los clubes alemanes a presentar información sobre sus presupuestos y previsión de gastos inciden en que las deudas que mantienen en el sistema privado representen solo un pequeño porcentaje de su capital. El Bayern Múnich tiene un nivel bajo de deudas en el sistema financiero y puede darse el lujo de contratar a jugadores de clase mundial como Franck Ribery, Mario Gómez y el mencionado Arjen Robben. Adicionalmente, la Bundesliga no permite que sus miembros mantengan deudas con el fisco, como sí sucede en España, donde los equipos de primera división han acumulado acreencias con Hacienda que llegan a sumar casi 800 millones de euros. Esta situación ha obligado a la agencia tributaria a implementar un plan de control con el fin de reducir tal deuda.


CANTERA vs. CARTERA

“Cuando los clubes pueden gastar lo que quieren, como en la Premier League o la Liga española, se les puede hacer difícil a los equipos alemanes competir deportivamente con ellos”, explica Antonia Hagemann, directora del proyecto Supporters Direct, organización sin fines de lucro que aboga por incrementar la participación de los hinchas en los clubes ingleses. Sin embargo, el modelo cooperativo alemán no es necesaria- mente ajeno al éxito —como ha quedado demostrado en la última edición de la Champions League con la humillación en semifinales de los aparentemente invencibles Barcelona y Real Madrid—, mientras lo que ha venido ocurriendo en Inglaterra y España asemeja, en palabras de Hagemann, a una “carrera de ratas” donde el fútbol se ha convertido esencialmente en una marca a la que no le interesa la regulación.

Adicionalmente está el tema de la infraestructura y de las canteras. Emmanuel Hembert explica que otra ventaja comparativa de la liga alemana es que la federación de ese país se aseguró que la inversión realizada con motivo de la Copa Mundial del 2006 para la construcción de nuevos estadios contemplara mantener funcionalidad y utilidad para los clubes alemanes. De esa manera, la Bundesliga se ha beneficiado con la mejor infraestructura europea en materia de escenarios deportivos y ha evitado quedarse con elefantes blancos imposibles de mantener, como sucedió en Sudáfrica y muchos temen se dé en Brasil. Prueba de ello es que la concurrencia de espectadores a los estadios germanos es superior a la de cualquier otra liga del mundo.

signal iduna park de dortmund, "la ópera del fútbol" y modelo del encuentro entre la infraestructura de punta y el club tradicional. 80.000 espectadores asisten semanalmente siguiendo al borussia

En cuanto al sostenimiento de programas de fútbol de menores —las llamadas canteras—, los equipos alemanes también llevan la delantera, con una inversión de más de 100 millones de euros anuales destinados al desarrollo de nuevos talentos. Los frutos de esta iniciativa saltan a la vista: 26 jugadores de los planteles de Bayern y Borussia que llegaron a la final fueron formados por equipos alemanes. La selección alemana de Joachim Löw cuenta con una generación de jugadores jóvenes con gran talento tales como Julian Draxler (19), Andre Schürrle (22), Sven Bender (24), Thomas Müller (23), Holger Badstuber (24), Mats Hummels (24 ), Mesut Özil (24), Ilkay Gundogan (22), Mario Götze (20), Marco Reus (23), Toni Kroos (23), entre otros, y es un serio candidato al título de cara al Mundial del 2014. 

Gracias a esto, y a pesar de que la liga alemana hace compras importantes de jugadores en el exterior, se trata todavía de un mercado en esencia exportador, a diferencia del español, que desde mediados de los noventa y al amparo de los enormes ingresos por derechos televisivos, así como de prácticas de endeudamiento irresponsable, se ha mantenido como importador indiscriminado de talento de otras latitudes. El lado negativo de esto es que la mayor parte de sus rentas se despilfarran en gastos de personal, haciendo de ellas empresas anómalas cuyo funcionamiento no puede ser adecuadamente evaluado bajo las leyes convencionales del mercado financiero. Mientras los clubes de la llamada “Liga de las Estrellas” gastan casi el 80% de sus ingresos en salarios, los clubes de la Bundesliga gastan únicamente el 38% de ellos en el mismo rubro, a pesar de sus menores ingresos.

mario götze, un producto de las canteras del borussia dortmund, anotando el gol del tìtulo. efe

Para el economista y profesor de la Universitat de Barcelona José María Gay de Liébana, esto quiere decir que ningún club español es viable económicamente: “El club necesita todos sus ingresos, o más aún, para cubrir sus costes del factor trabajo, con lo cual es imposible hacer frente a los restantes gastos y la suerte se confía a las posibles ganancias por la venta de jugadores”. Según el catedrático catalán esta desproporción entre los ingresos de explotación que facturan los clubes de la península y los gastos inherentes al factor trabajo en que incurren es uno de los desencadenantes cruciales de la insostenibilidad del modelo económico del fútbol español.


PERFUME SEDUCTOR

Más allá del panorama oscuro que presentan los expertos y de la incierta economía de una industria que parece haber llegado al final del camino, se ve difícil que clubes con el arraigo social y la trascendencia del Madrid o el Barza se vean afectados por la crisis. Recientemente, un informe de la revista Forbes colocó al Real Madrid como el club más rico del mundo y lo valorizó en 2.531 millones de euros, por encima del Manchester United (2.434 millones) y el Barcelona (1.995 millones). El ranking, elaborado antes de que estos clubes fueran eliminados de la Champions League por los emergentes alemanes, considera los enormes activos de estas instituciones: ingresos por televisión y taquilla, infraestructura y, principalmente, el valor de sus plantillas de jugadores, pero no toma en cuenta su volumen de endeudamiento ni el desproporcionado coste del factor trabajo mencionado por Gay de Liébana.

Para el economista español, se trata en todo caso de la cara amable de esta historia. La otra cara de la moneda presenta una Liga española con enormes desigualdades y muchos equipos al borde de la quiebra. Lejos de reformarse o buscar una salida sensata a sus miserias económicas, sin embargo, algunos de estos clubes han optado por tomar el atajo y poner el cartel de “Se vende” en la puerta de su sede social. Parecen haber sucumbido, como el Málaga CF, frente a los cantos de sirena de la futura gloria europea y los petrodólares de un jeque árabe.

Bien harían los hinchas del Málaga en leer a Colin Shindler, autor de Manchester United arruinó mi vida, un entretenido libro en el que narra como él, fanático del Manchester City, debió presenciar los triunfos europeos de su archirrival, el United, mientras su club se hundía en la tercera división. Lejos estaba de imaginar que poco después un jeque de los Emiratos Árabes Unidos compraría al City, mudaría la razón social a Dubái y, tras desembolsar poco más de 750 millones de dólares en una temporada y armar un equipo de ensueño con figuras como Carlos Tévez, Kün Agüero, Mario Balotelli y David Silva, ganaría el título del fútbol inglés después de cuatro décadas. Cuando a Shindler le preguntaron qué pensaba del galardón obtenido por el club, dijo: “Se han llevado a mi amor, la han envuelto en un vestido de seda y la han rociado con el más seductor perfume árabe. Pero ya no la reconozco”.

Muchos también parecen haber olvidado que en su frenético afán de ganar la Champions League, el Chelsea del magnate ruso Roman Abramovich acumuló pérdidas por más de 100 millones de euros al finalizar la temporada 2011/2012. Un año después, el Bayern Múnich —del cual son dueños sus socios en un 88%— levantó la misma “Orejona”, como se le conoce a la codiciada copa. Este esfuerzo arrojó un balance favorable de dos millones de euros para el club bávaro. Con el gol de Arjen Robben el 25 de mayo del 2013 en Wembley quedó demostrado que, así como la perseverancia, la prudencia financiera también puede rendir frutos en una cancha de fútbol.