El protestómetro brasileño
Mira la evolución de las protestas de manera cronológica e interactiva en 10 de las principales ciudades de Brasil.
La población brasileña, conocida por su pasión al balón, ha salido a las calles. Sin embargo, no ha sido para celebrar la Copa del Mundo sino para mostrar un creciente descontento.
La ola de protestas que comenzaron en junio de 2013 tras la decisión de aumentar el billete sencillo de transporte de 3 reales (1.40 dólares) a 3.20 (1.50 dólares) fue el inicio de una catarsis nacional. Pronto, las manifestaciones cobraron fuerza, subieron de tono y captaron la atención internacional. Así, lo que en un inicio era un malestar por el incremento a precio del transporte público, sirvió para despertar otras demandas sociales: salud, vivienda, seguridad social...
Entonces hubo protestas que llevaron a las calles a centenares de miles de personas en 12 capitales y al menos en otras 16 ciudades. Nadie esperaba las protestas. Ni siquiera la propia presidenta, Dilma Rousseff, que no fue advertida por la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), concentrada en la seguridad de la Copa de las Confederaciones.
Ahora, el malestar sigue empañando el Mundial cada día. Los brasileños no se amainan y luchan por el costo del Mundial, la corrupción y la mala calidad del servicio público. Y es que el Estado brasileño se ha gastado una gran cantidad de recursos: más de 11.000 millones de dólares a la Copa, 7.800 millones a infraestructura terrestre y aeroportuaria y 3.500 millones a la remodelación de estadios. Además, se han desalojado a unas 250.000 personas de sus hogares en 12 ciudades. Y no precisamente de la mejor manera.
El diario brasileño Folha de Sao Paulo presenta un protestómetro interactivo que muestra la evolución de las protestas de manera cronológica: desde abril del 2014 hasta la actualidad.
La información hace referencia a 10 de las principales ciudades brasileñas (Sao Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Brasilia, Recife, Fortaleza, Salvador, Curitiba y Campina), dando además una descripción de las movilizaciones para cada lugar y fecha.
El mayor pico de movilizaciones se registra entre el 12 al 18 de mayo con un total de 58 manifestaciones.
Durante esa fecha, las 10 ciudades sufrieron movilizaciones. Destaca el caso de Sao Paulo que, con 15 marchas reflejo, fue un claro reflejo del malestar global. El Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) salió a las calles de la conocida Avenida Paulista para luchar contra la Copa, los profesores en huelga protestaron frente la Secretaría de Educación y luego se unieron a la acción contra el Mundial. Cada amanecer los trabajadores del metro marchaban en la región central pidiendo un aumento salarial.
Protestas similares de pordujeron en Río de Janeiro (8 protestas) y en el resto de ciudades como Belo Horizonte, Porto Alegre o Fortaleza con 11, 7 y 6 manifestaciones registradas respectivamente.
Actualmente y a pesar de que las movilizaciones han disminuido, el descontento no cesa frente a una desatención de las necesidades de la mayoría, la explotación laboral, la elitización o la represión y criminalización de la protesta.
¿Podrá hacer frente Rousseff a las demanadas? El reto es grande, el Brasil desarrollista de Dilma, beneficiado por una buena imagen pública lograda por su antecesor Lula y sus políticas de inclusión social, podía con todo y se impuso al mundo como una potencia benévola e inclusiva. Sin embargo, Rousseff ha ido perdiendo apoyo en los últimos meses. ¿Podrá apaciguar la situación?
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Escrito por
Politóloga, amante de la música y el buen vino. Buscando formas distintas pero posibles de hacer las cosas.